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En su clásico artículo titulado Where
are All the Human Fossils? (¿Dónde están todos los fósiles humanos?), Snelling (1991) analizó las realidades del diluvio tales como la movilidad humana, el poder destructivo de las aguas del diluvio y la suspensión diferencial. En esa ocasión él escribió:
Cuando tomamos en cuenta todos estos factores, parecería improbable que muchas de las personas presentes en el momento en que llegaron las aguas del diluvio pudieran haber terminado fosilizadas. Incluso si un puñado de ellas, tal vez unos cuantos miles, fueron preservadas, cuando un número tan pequeño se distribuye en la gran cantidad de sedimentos del diluvio, las posibilidades de que se encuentre una de ellas en la superficie son matemáticamente muy, muy bajas, para no hablar de ser encontrado por un científico profesional que pueda reconocer su importancia y documentarla adecuadamente. |
Campana de aleación de metal encontrada en una mina subterránea de carbón |
Ha habido muchas historias prometedoras sobre el descubrimiento de gigantescos esqueletos antediluvianos, artefactos anteriores al diluvio e incluso la propia arca de Noé. Por lo general, estas historias terminan en decepción. Por tanto, es importante ser precavidos y objetivos con respecto a estas afirmaciones. Es fácil, incluso para los científicos capacitados, cometer errores de observación o apresurarse a sacar conclusiones al presentar un hallazgo espectacular para reforzar sus propios argumentos.
La exactitud histórica de la Palabra de Dios se ha demostrado muchas veces y los cristianos no necesitan artefactos para fundamentar su fe. La Biblia dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). No obstante, es interesante investigar un implemento arcaico que podría proporcionar pistas sobre el mundo anterior al diluvio. Buscamos glorificar a Dios armonizando la verdad revelada del Génesis con la investigación científica apropiada, tratando de entender la creación original hecha por Él.
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Newton Anderson y la campana
Uno de esos descubrimientos dignos de más estudio es el de una campana que Newton Richard Anderson encontró incrustada en un trozo de carbón. Las circunstancias que rodean este evento y posteriores investigaciones de la campana realizadas por diversas entidades se describen en el presente documento, principalmente con base en mi entrevista grabada del Sr. Anderson el 20 de enero de 2007 y una conversación telefónica del 19 de mayo de 2013. |
Carbón de Virginia Occidental
En la década de 1940 un vecino llamado Carl Hoylman entregó carbón a la familia Anderson. Negoció con los propietarios de un terreno para extraer el carbón, lo extrajo, lo vendió, y lo entregó. El carbón bituminoso que se encuentra en el condado Upshur de Virginia Occidental está fechado como del Período Carbonífero y de la Época Pensilvánica, que se supone que ocurrieron hace aproximadamente 323 a 298 millones de años (Anónimo, 1997). Obviamente, un descubrimiento como el de la campana presentaría un grave problema para las escalas de tiempo evolutivo. ¿Cómo es posible que se pueda encontrar una campana de bronce en el carbón que se formó antes de que los dinosaurios siquiera evolucionaran?
Análisis de la campana
Entre 1963 y 1964 un hombre llamado Boris Bilas llevó la campana al Departamento de Geología de la Universidad de Delaware en Wilmington, donde fue estudiada y luego devuelta. Ellos confirmaron que la campana había sido hecha a mano. Más tarde Anderson se mudó a Florida y se convirtió en profesor de química. En 1973 asistió a una presentación hecha por el Dr. John Morris del Institute for Creation Research (Instituto para la Investigación de la Creación) y le mostró la campana al Dr. Morris. El Dr. Morris analizó el artefacto en el laboratorio en la Universidad de Oklahoma y posteriormente escribió: "El análisis de activación nuclear determinó que es principalmente de bronce con una curiosa mezcla de zinc. Una microsonda no mostró trazas residuales de carbón" (Morris, 2010).
El hecho de que la huella metalúrgica de la campana sea inusual no debería sorprender si, de hecho, la campana es de la época antediluviana. No se esperaría necesariamente que coincidiera con cualquier mezcla de trabajos de metal conocidos, posteriores al diluvio. El badajo de la campana es de hierro y aún suena muy bien. Génesis 4:22 dice que Tubal-Caín era “artífice de toda obra de bronce y de hierro…” Estos eran entonces dos de los metales con los que los artesanos trabajaban en la economía anterior al diluvio.
La figura de la parte superior de la campana
Anderson pasó mucho tiempo investigando la figura con forma de demonio colocada sobre la campana (figura 2) y enviando consultas a múltiples universidades. Descubrió semejanzas con Pazuzu, el demonio babilónico del viento del sudoeste, y con la deidad hindú Garuda. Tanto el demonio babilónico como la figurilla de la campana tienen un revelador cuerno sobre sus cabezas (parcialmente roto en la campana) y sus estrechas caras son extrañamente parecidas. Garuda (un dios volador picudo) se representa a veces en la parte superior de campanas, al igual que la diosa egipcia alada Isis.
El descubrimiento de la mina
Es importante tener en cuenta que había dos tipos principales de procedimientos de extracción de carbón comunes en la zona durante la década de 1940: la minería de superficie y la minería subterránea. Si la veta de carbón estaba cerca de la superficie (normalmente una topografía plana), la carga de tierra y roca podría haberse quitado fácilmente para sacar el carbón. Si la vena se topaba con una ladera, entonces se cavaba un túnel cavado en la tierra para seguir la veta de carbón y sacar el carbón.
Si el carbón hubiera sido extraído en la superficie, entonces sería un poco más razonable que la campana pudiera haber caído en una veta de carbón expuesta.
Pero la realidad es que la mina estaba bajo tierra, lo que hace que la historia ficticia de los críticos sea una combinación de suma improbabilidad combinada con imposibilidad. ¿Cómo es posible que un artefacto caiga en una veta subterránea de carbón, para quedar encerrado en suspensión de tal modo que se convierta en parte de un gran bloque de carbón negro sólido?
Los utensilios de bronce podrían sobrevivir fácilmente por los cerca de 4.000 años transcurridos desde el diluvio hasta el presente. Por otra parte, se puede especular que cuando la civilización llegó a su fin en el diluvio, una de las campanas hechas antes del diluvio fue enterrada con una masa flotante de escombros vegetales que más tarde se convertiría en carbón de Virginia Occidental y finalmente terminara, miles de años después, en la carbonera de Newt Anderson.
Conclusión
No hay duda de que el mejor escenario para un artefacto previo al diluvio sería tener evidencia que haya sido documentada in situ por un científico profesional. A falta de eso, la misteriosa "campana hallada en el carbón" es quizás la mejor candidata que tenemos para un artefacto antediluviano. La historia de su hallazgo ha sido relatada por su descubridor, Newton Anderson, que parece ser un testigo creíble. La hechura y la autenticidad de la campana han sido examinadas. Se estableció la ubicación probable de la mina original, lo que esencialmente descarta las afirmaciones de los críticos de que el artefacto es de origen moderno.
Desde una cosmovisión creacionista, ciertamente parece razonable que la campana pueda ser obra de un artífice antediluviano como Tubal-Caín (Génesis 4:22). Aunque ciertamente no es definitivo, tiene más sentido que creer en la cadena extremadamente improbable de eventos presentada por los críticos. Está claro que una campana emplazada en el carbón del Carbonífero presentaría un serio desafío al cronograma evolutivo.
Referencias
Anónimo. 1997. Geological Map of West Virginia. West Virginia Geological and Economic Survey, p. 1.
Fulmer, L.S. 2007. Report on polygraph examination. GenesisPark.com. Descargado el 16 de octubre de 2013 de www.genesispark.com/wp-content/uploads/2011/10/bell_polygraph.jpg
Hudson, G. 2010. The mystery of the bell found in coal. Gordon’s Blog. Descargado el 15 de octubre de 2013 de www.ecalpemos.org/2010/07/mystery-of-bell-found-in-coal.html
Lotz, C.W. 1970. Probable Original Minable Extent of the Coal Seams of the Redstone Coal. West Virginia Geological and Economic Survey. (USGS National Geologic Map Database, Product Description Page) Descargado el 20 de mayo de 2013 de http://ngmdb.usgs.gov/Prodesc/proddesc_42193.htm
Morris, J. 2008. The Young Earth: The Real History of the Earth—Past , Present, and Future. Master Books, Green Forest, AR, p. 75.
Morris, J. 2010. An amazing anomalous fossil. Acts & Facts 39(2):16.
Sharbaugh, N. 1997 Ammunition for Piercing the Armor of the Philosophy of Evolution. Norm Sharbaugh Ministries, Brownsburg, IN, p. 190.
Snelling, A.A. 1991. Where are all the human fossils?
Creation Ex Nihilo Technical Journal 14(1):28–33.
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